Abril 2014

 

Nuestro país ha sufrido una serie de desastres, algunos naturales y otros provocados, como el reciente incendio en la ciudad de Valparaíso.

 

Recuerdo que cuando estaba en el colegio participé en muchas jornadas de trabajos voluntarios, para ayudar a paliar los efectos de un terremoto que, en aquel caso, fue de bastante menor intensidad que el del año 2010 e incluso del mes pasado en Antofagasta.

No es bueno comparar, y a veces uno tiende a pensar que la juventud de tiempos pasados tenía mayor compromiso social que la actual. Puede ser cierto. A fines de los ‘60 y durante los ‘70 los cambios en el mundo eran cada vez más vertiginosos. Ahora hay un mundo globalizado y la tecnología, lejos de unir realmente, sólo permite contactar a la gente, saber qué hacen, donde están, pero categóricamente la gente joven conversa menos, se visita menos, comparte menos.
Por eso que llama la atención que pese a todas estas consideraciones, el apoyo y el trabajo de los jóvenes es muy similar al que había hace muchos años.

Hay compromiso de nuestra juventud. Da gusto ver como cientos de voluntarios trabajan ayudando a sus compatriotas.

También hay generosidad de parte de la población. La gente ayuda aportando alimentos, frazadas, pañales, medicamentos, etc.

Sin embargo no faltan los abusadores. Aquellas personas que se aprovechan de la desgracia ajena, que se apoderan de los elementos entregados, haciéndose pasar por damnificados. Lamentable.
Pero volvamos a nuestra juventud. Hay muchos voluntarios que son estudiantes de medicina. La experiencia de la cooperación con el prójimo debiera distinguir a los alumnos de las carreras de la salud. Es un paso de compromiso y de trabajo que nos acerca a las personas que sufren.

El ejercicio de la Medicina se ha ido trasformando, en muchos casos, en un trabajo más, realizado a un alto nivel técnico que asegure buenos resultados, pero sin involucrarse realmente con la problemática de nuestros pacientes. Esperamos que no se pierda el espíritu solidario por el que algunos ingresamos a esta hermosa carrera.

Desastres como los vividos en nuestro país nos dan una nueva oportunidad de compromiso.

Prof. Dr. Mario Uribe
Editor