Abril 2017

 

Recientemente tuve un accidente automovilístico. En un camino de tierra, al intentar esquivar un profundo hoyo, perdí el control de mi vehículo, impactando de frente contra un árbol. La verdad es que fui afortunado, pues de no haber estado éste, hubiera caído a una zanja, probablemente volcando.

 

Es indudable que las lesiones hubieran sido mucho más graves en ese caso; esguinces o fracturas de columna cervical, trauma tóracoabdominal complicado, trauma pélvico, desgarro de órganos internos, entre otros.

La comunicación con una ambulancia fue imposible, pero fui trasladado en un auto familiar a una clínica privada. Allí la atención fue rápida y expedita. En 40 minutos había sido evaluado por cirujano y traumatólogo, se me habían administrado analgésicos y tomadas las imágenes pertinentes. Durante ese período se había gestionado mi traslado en helicóptero a Santiago, a un centro de alta complejidad. Llegué allí a las 3 horas del accidente, sin dolor y con una compleja fractura d pierna reducida y estabilizada.

Me esperaban varios especialistas, entre ellos 2 traumatólogos especializados en lesiones de pierna y pie. Se complementaron algunos exámenes y se hizo la evaluación preoperatoria. A las 6 horas y media de haberse producido el accidente, entraba a pabellón, en otra ciudad, atendido por los mejores médicos en sus respectivos campos.

Lo anterior nos hace inmediatamente comparar con lo que es el Sistema Público de Salud. Si bien existen especialistas de calidad en los hospitales, el gran problema es la accesibilidad a las intervenciones. Los tiempos de espera son muy prolongados y, en el caso específico de Traumatología, muchas veces los pacientes consolidan sus fracturas antes de que puedan ser operados, con las consecuentes secuelas.

Es indudable que el sistema de salud necesita cambios, orientados a mejoras salariales, inversiones y sobre todo una reestructuración administrativa que permita mantener a los especialistas en los hospitales públicos, entre otras.

Si bien uno se puede sentir afortunado de contar con todos los recursos para una atención de excelencia, no puede dejar de pensar en la implementación de un sistema más equitativo.
Ojalá que los futuros gobiernos den prioridad a iniciativas en este sentido.
 

Dr. Mario Uribe
Editor.