Abril 2020

 

La pandemia por Coronavirus ha provocado una situación mundial de difícil proyección. Hasta ahora ha tenido como efecto inmediato una gran cantidad de contagiados y una mortalidad que en porcentaje no es tan elevado, pero en números absolutos sí lo es. El confinamiento, la distancia social, la detección precoz junto al aseo de manos y el uso de mascarillas, han sido pilares fundamentales para intentar detener la propagación del virus. Sin embargo, se han producido varios hechos que han llevado a que esta situación no sea fácil de controlar; por un lado el desconocimiento del comportamiento del virus, ya que se trata de una epidemia nueva, por otro la actitud irresponsable de la población que no ha respetado las indicaciones de las autoridades.

 

Ha habido una proliferación de supuestos expertos que, utilizando medios audiovisuales, han tenido tribuna para publicar una serie de aseveraciones, muchas de ellas falsas e irresponsables, tales como que se debe usar el secador de pelo, con su máximo de calor para inactivar el virus, lo que obviamente produciría un aumento de su diseminación.

También hemos observado conflicto entre las autoridades nacionales y las locales, como alcaldes y gobernadores. Estas últimas han favorecido desde un principio las cuarentenas masivas y prolongadas como la mejor estrategia de control, versus cuarentenas parceladas o escalonadas.

El futuro nos dirá quién tiene la razón.

Por último, no se puede olvidar el gran impacto económico y social que ha dejado esta pandemia, producto de la paralización significativa del sector productivo y de servicios, con una alta cesantía y de quiebras de empresas de diferentes tamaños.
Se ha acuñado el concepto de una nueva realidad, a lo que tendremos que adaptarnos, con uso de mascarillas, distanciamiento social y teletrabajo, entre otras.

Esperamos que los lideres nacionales y mundiales estén a la altura de este desafío, construyendo una Sociedad más justa, equitativa y segura.