Agosto 2016

 

Se están llevando a cabo, los juegos olímpicos que se realizan cada cuatro años. Esta vez en la ciudad de Rio de Janeiro.

 

Los atletas se jugaran prácticamente toda su vida deportiva para este importante evento. Compiten lo más selecto de lo mejor.

Independiente de la calidad que cada participante logre tener, siempre habrá ganadores y perdedores.

Esto es un término relativo. El ganador siempre es ganador pero el supuesto perdedor, no siempre lo es. A veces una atleta que no ha logrado ninguna medalla puede haber superado su marca personal tras un largo período de esfuerzo, o batir el record de su país o de su región.

No siempre se puede ser el primero, o el mejor. Estamos frente a una sociedad exitista, que hace aparecer como estas metas las únicas importantes de la vida. No es así.

¡Cuántas veces uno conoce, dentro de nuestra misma profesión, supuestos “ganadores”, que en el fondo son un fracaso como personas!

Algunos huraño, frustrados, trabajólicos, de mal trato a los pacientes, envidiosos, etc., y que no lo
pasan bien.

Uno debe formar y formarse en cirugía para ser bueno, de una calidad tal que permita una excelente atención a los pacientes. Si a eso puede sumarle la docencia, la academia, la investigación, la extensión, tanto mejor.

Cuando uno piensa en una eventual cirugía, para uno mismo, o un familiar o amigo cercano; la elección de ese potencial cirujano es, casi siempre, muy difícil.

Es cierto que es importante la técnica quirúrgica. Pero no es lo único. El buen trato, el compromiso con el paciente, la afabilidad, entre otras virtudes, son muchas veces más apreciadas que otras técnicas.

Nuestra misión como académicos universitarios es formar ganadores, pero para la vida, no para los estándares de una sociedad que en muchos aspectos se encuentra torcida o que sucumbe al éxito y al dinero fácil.

Sólo así estaremos contentos de haberlo logrado y podemos decir, satisfechos, que han cumplido nuestra misión formadora.

Dr. Mario Uribe
Editor.