Diciembre 2020

 

Diciembre, mes de la Navidad. Diciembre, mes del Año Nuevo. Año 2020, un año para ¿olvidar?, ¿recordar?

 

El balance de este año dista bastante de ser positivo, por lo menos a primera vista; la epidemia del COVID-19 que asoló al mundo, causando millones de contagios y una gran cantidad de muertes. Esta realidad ha sido muy dolorosa. Por otro lado, uno pudiera considerar lo ocurrido como un llamado de atención de la naturaleza o de un ser superior, para ordenar un poco nuestro planeta, para reflexionar sobre el calentamiento global y el daño ecológico constante a lo que lo sometemos por diferentes vías.

Mis cercanos me consideran un optimista patológico y, si bien no me ha gustado tener que vivir estas circunstancias, entiendo que se pueden haber sacado algunas cosas positivas, como el convivir en familia, tener tiempo para pensar y meditar, bajar la contaminación ambiental, ahorrar en múltiples áreas y, especialmente, reinventarnos a través de nuevas actividades económicas, educacionales, recreativas, etc. Probablemente el mundo nunca volverá a ser lo que fue. Cambiamos nuestra manera de pensar, de actuar, de trabajar, de dialogar, de participar en reuniones. Cambió todo.

Al finalizar este complejo 2020, se abre una luz de esperanza para terminar, o al menos mitigar, los efectos de la pandemia, tal es la pronta implementación de planes masivos de vacunación pues ya se encuentran disponibles las vacunas de diferentes laboratorios. Algunas han sido criticadas, básicamente por ignorancia, arguyendo que no se puedan preparar una vacuna eficaz en un periodo menos de un año. Lo que se olvida es que la tecnología utilizada también cambió y hay un acceso a nuevas tecnologías que permiten desarrollar vacunas seguras en mucho menos tiempo, sumado además las millonarias inversiones realizadas.

Pasemos una feliz Navidad, esperamos con esperanza el 2021 y estemos preparados y dispuestos para vacunarnos apenas sea posible, pues éste es el mejor regalo que podemos recibir.