Mayo 2017

 

La donación de órganos ha sido uno de los principales problemas para desarrollar la actividad trasplantológica a nivel mundial. Países como España, han desarrollado una estrategia a nivel nacional que les permite tener la más alta tasa de donación del mundo.

 

En Chile ha sido un gran problema y tenemos aproximadamente un 500% menos que los países que lideran esta actividad. Explicaciones hay muchas, entre ellas la carencia de una estructura organizacional estatal que permita la detección precoz de los donantes, su internación en unidades especiales y una adecuada mantención con los cuidados pertinentes.

El otro problema es la elevada negativa familiar que supera el 40%. La ley, que señala a todos los ciudadanos chilenos mayores de edad como donantes, pasa a ser letra muerta en la medida que se mantiene la voluntad de la familia, y no la ley, en el momento de fallecer. Nos encontramos ante lo peor de los dos mundos; por un lado no hay donación voluntaria, lo que obligaría a campañas publicitarias constantes, de buena calidad, ingeniosas que permitan la educación de la población, aumentando la donación.

Por otro lado si se tiene una donación universal, la población debería estar muy bien educada para que la negativa familiar sea excepcional y no la regla.

Cuando se discutía la ley sobre donación universal yo era Presidente de la Sociedad Chilena de Trasplante. Estuve de acuerdo con la ley, con la condición que se cumplieran las siguientes premisas: campañas de educación y publicidad a corto, con publicidad de la nueva ley y sus ventajas, mediano, creando conciencia de la problemática e instalando en la población el convencimiento de sus ventajas y disipando las dudas. Por último en el largo plazo, la meya es que los ciudadanos nazcan en una sociedad donde la donación universal sea parte de la cultura del país. Para ello se debe iniciar educación a nivel de la educación más básica. Que nuestros niños sean educados con el tema de donación igual, o mejor, que con la ecología.

También estuve durante 8 años en la Comisión Nacional de Trasplante, estructura que tiene como principal objetivo asesorar al ministerio del ramo en este tema tan complejo e integrada por miembros de sociedades científicas, profesores universitarios, profesionales del área y miembros de la comunidad. En los últimos 4 o 5 gobiernos sólo ha sido convocada 1 a dos veces por período presidencial. Las reuniones, de alto nivel, con gran acogida a los proyectos planteados, pasaron a ser sólo intenciones y nunca fueron implementadas de acuerdo a lo planificado. Nadie respondió por ello.

El tema es muy largo y complejo, pero en esta columna deseo destacar que el canal televisivo Megavisión inició el año pasado una campaña masiva de donación en la que participaron importantes y conocidas figuras del mundo del espectáculo y de la prensa.

Ya se ven algunos resultados. Ha mejorado la donación y por ende el número de trasplantes realizados, mejorando la calidad de vida de esos pacientes e integrándolos a la actividad laboral. Lo anterior es loable y reafirma que las conductas orientadas a mejorar la donación de órganos, están claras, pero hay que implementarlas. Es lamentable que el Estado, durante las últimas décadas no haya tenido un rol protagónico en esta sensible área de la Salud Pública.

Queda, una vez más lanzado el desafío.

Dr. Mario Uribe
Editor.