Septiembre 2011

 

Chile se ha visto conmovido por una nueva tragedia. Esta vez un avión de la Fuerza Aérea de nuestro país ha sufrido un accidente que costó la vida a 21 personas.

 

Toda pérdida de vida, independiente de sus circunstancias, es un hecho lamentable pero esta situación tiene una connotación especial. Los tripulantes de la nave iban en una misión de cooperación y ayuda social. Se habían juntado empresarios, periodistas, comunicadores sociales, gente del mundo de los medios informativos y voluntarios con un fuerte compromiso con los más desposeídos. Su misión era ayudar a los habitantes de una Isla, Juan Fernández, ubicada a aproximadamente 670 kilómetros de las costas chilenas, quienes aún precisaban cooperación para paliar los efectos del terremoto y maremoto que sufrieran hace un año y medio. Todos eran gente joven. Todos eran gente buena.

Los valores y principios que motivaron esta cruzada eran de una nobleza inmaculada. Sacrificarían su tiempo, y finalmente sus vidas, en pro de mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.

Especial impacto tuvo en la opinión pública el fallecimiento de un destacado empresario que, dejando sus actividades personales, se dedicó por entero a un proyecto denominado “Levantemos Chile” y el de un conocido animador de televisión, quien por su reconocido cariño a animales y por tener un par de halcones fue llamado el “El Halcón” de la localidad donde vivía. Este último destacó siempre por su sencillez, bonhomía, actitud de servicio y por no caer en comentarios fáciles o descalificadores a personas del mundo artístico o nacional, como una socorrida fórmula, utilizada por muchos, para aumentar el rating.

Hablar de ellos sin haberlos conocido es difícil. Sin embargo múltiples entrevistas mostradas en estos días, permiten reconstruir una faceta de estos destacados personajes. No deseo ahondar más en esta dolorosa situación nacional, a lo que se suma el fallecimiento de un destacado político, por causas naturales, quien fuera un pilar fundamental para sustentar nuestra democracia, en los momentos más difíciles de nuestra historia republicana, interrumpida por una dictadura.

Sólo deseo llamar a un momento de reflexión sobre lo que fueron estas vidas, ya extinguidas, y cómo sus ejemplos y trayectorias pueden influenciar las nuestras. No hay que caer en un inmovilismo nostálgico, sino que poner toda nuestra energía para hacer avanzar a nuestro país.


Dr. Mario Uribe, editor.