Septiembre 2013

 

Septiembre es un mes especial para los chilenos. Celebramos con alegría el 18, día de nuestra independencia. Recordemos con pena y dolor el 11, fecha del Golpe de Militar hace 40 años.

 

No es fácil poner en prospectiva esta fecha que aún divide a los chilenos.

Tratando de ser objetivos debemos señalar que la situación previa al golpe era bastante difícil, con una gran polarización, desabastecimiento, en gran parte artificial y provocado, lo que producía un gran desorden. Por otro lado es sabido que la peor de las democracias es mejor que la mejor de las dictaduras.

Pero este no es un análisis político, sino una visión critica del rol de los médicos durante la dictadura militar.

Efectivamente hubo muchos médicos que, violentaron su juramento hipocrático y participaron en torturas. Algunos directamente y otros “dando el pase” para que las torturas continuaran.

Personalmente he conocido a algunos, cuya participación ha sido probada por tribunales. Lucen como cualquier otro, son padres de familia y socialmente se manejan muy bien, en forma amable y amistosa.

Su cobardía siempre se amparó en el “haber recibido órdenes”, otros señalan que fueron engañados, o simplemente niegan esta participación.

Torturar es una de las acciones más viles en las que puede participar el ser humano. Es gozar con el sufrimiento ajeno, es provocar dolor, físico y sicológico, sufrimiento y muerte. Personas con personalidades con cierto grado de sicopatía destacan como los torturadores más crueles. Pero que médicos hayan sido torturadores, sencillamente me es imposible de entender. Hemos sido formados para cuidar de nuestros pacientes, aliviar el dolor, tratar las enfermedades y devolverlos a la sociedad y la familia sanos y rehabilitados.

El médico torturador viola todos estos principios, elementales en la práctica de la profesión, basada en una ética incuestionable e indestructible.

A 40 años del golpe militar, los chilenos aún debemos hacer un esfuerzo de reconciliación y perdón, pero basados en la justicia.

Queremos invitar a un nunca más, real y efectivo, que jamás vuelva a haber médicos torturadores en nuestro país, ni en ninguna parte del mundo.

Prof. Dr. Mario Uribe
Editor